VILLA 20 – 1000 VIVIENDAS

El concurso 1000 viviendas en la Villa 20 de la Ciudad de Buenos Aires, re-inaugura un proceso intelectual, practico, eficiente y proyectual acerca de volver a pensar estos temas, estas problemáticas, desde una visión inclusiva y de igualdad donde nuestra profesión, la arquitectura y el urbanismo, pueda aportar una transformación progresiva de áreas muy degradadas de la ciudad en nuevas áreas urbanizadas.

Desde este punto de vista la primer pregunta que nos hacemos como arquitectos ante la idea de urbanizar las villas  es: ¿Cómo debe ser la vivienda que genere esta transformación?, ¿Cuál debe ser el espacio de soporte para estas nuevas viviendas?, ¿Cómo pensar nuevamente espacios habitables que puedan, en forma progresiva, integrarse culturalmente como área urbanizada tanto a la ciudad como al marco sociocultural existente?

La primer reflexión que hacemos ante estas preguntas propias es, en primer término, que la arquitectura debe ser social sino no es arquitectura. Lo cual nos indica la convicción y la certeza de generar la máxima Arquitectura con los mínimos elementos.

Hoy pensar la vivienda de carácter social no es sólo pensar en la unidad de vivienda o en la casa, hace falta incorporar la noción de Espacio Público como lugar de encuentro, de civilidad, de expresión ciudadana, en definitiva cómo construir ciudad, cómo configurar espacio público desde lo habitacional, y como favorecer la convivencia. Lugares donde una vida creativa, con posibilidades de interacción positiva entre las diferencias, pueda tener lugar, puede “echar raíces”.

La posibilidad de establecer un sistema colectivo de viviendas o casas en altura como condensador social, propone establecer dos cuestiones fundamentales: La primera, un ámbito de relación y concordia plural que estimule el encuentro, el ocio, la recreación  y la interacción entre las diversas personas que integran este complejo.

La segunda pensar y proyectar una vivienda que responda a los parámetros de hábitat que estas personas necesitan para poder desarrollar una vida plena.

Nuestra propia historia en políticas de vivienda social marca ineludiblemente cuales son los caminos a no seguir y no repetir de esta historia, dando la pauta de generar una búsqueda en el resurgir del tema. Nuevas modalidades que ofrezcan, nuevas miradas acerca de estas problemáticas, nuevas visiones de los modos de habitar y del espacio colectivo.

En ese sentido toma relevante importancia las decisiones previas acerca de: la escala y el tamaño de los edificios propuestos, las circulaciones comunes y espacios públicos, la relación entre lo interior y lo exterior, la interacción entre edificio y ciudad, en este caso edificio y villa.

Nuestra propuesta deberá ser capaz de ser portadoras de un ADN urbano que garantice la convivencia de dos dominios, el público y el privado. Es decir, que estas casas puedan ser ese punto de contacto y al mismo tiempo, las configuradoras de ciudad (junto con el resto de servicios y equipamientos públicos necesarios) en agrupamientos no monótonamente repetitivos, sino, por el contrario, estimuladores de diversidad urbanística y arquitectónica. Además de eso, estas unidades habitacionales para los sectores populares deben de ser capaces de poder evolucionar (expandirse) sin comprometer la calidad urbanística y arquitectónica del dominio público. Por lo tanto, deben ser capaces de garantizar una interfaz adecuada entre el dominio público y el privado.

Viviendas en un jardín
Un conjunto de “piezas” únicas, definidas. Articuladas entre vacíos, espacios públicos y de circulación, patios de verdor y naturalezas vivas para la contemplación y la pausa, ordenadas a partir de una geometría asimétrica y cambiante.

Por la situación del lugar, este conjunto se abre, sutilmente, intentando integrarse con el entorno inmediato. Múltiples huecos verticales en los extremos de cada pieza generan el marco de relación con el “exterior”. Cobra una relevancia importante en el lugar el parque lineal que actúa como espacio público de unión y confluencia entre la Villa 20 y la nueva urbanización. La idea es poder construir una continuidad entre los espacios públicos de tipo general y los espacios públicos particulares de cada consorcio.

El conjunto urbano presenta características de tipo general como: ventilación cruzada, ventilación directa de los servicios casi en su totalidad, minimización del impacto de las áreas de circulación, protección a los agentes climáticos y generación de dispositivos para controlar la intimidad de las viviendas.

Por otro lado se ha buscado generar una mixtura de distintos tipo de vivienda de acuerdo a cada nivel logrando establecer un equilibrio en la variedad del tipo de vivienda y tipo de familia.

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CREDITOS

SMF Arquitectos – Juan Martín Flores – Gabriel Martínez – Enrique Speroni

EQUIPO DE PROYECTO

Federico Tomás Vasicek, Arq. – Matías Augusto Erguy Grill, Arq. –  Allan Areano, Arq. – Juan Verdaguer Aguerrebehere

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